La semana pasada leí dos notas, una es esta:

http://www.saberderecho.com/2024/03/michael-rosenfeld-sobre-el.html

Es  un resumen de este autor, que afirma que el Constitucionalismo del S. XXI es iliberal. Contrariamente al del S…. (XVIII? XIX? XX?) que sería “Liberal”… A veces siento que es todo una paparruchada.

A los pocos días leí esta:

https://www.laizquierdadiario.com/Eric-Sadin-La-era-del-individuo-tirano-o-el-tiempo-de-las-violencias-legitimas#nb2-5

El texto es largo (bah, no sé si tan largo, pero en general leemos poco). Y aunque es un «nota de diario» en realidad no lo es. Es un muy buen resumen de uno de los libros de este filósofo de moda, Eric Sadin. Claramente me puse a buscar porque está de moda en esta semana (inicios de abril 2024). Lo sentí  muy parecido al coreano en algún punto (Chul Han). Súper interesante.

El primer texto me parece un debate perimido; en cambio el segundo muy sagazmente, una descripción totalmente libre, despojada y honesta.

En cuanto a cómo clasificar a los constitucionalismos, me parece que no existe tal diferenciación. Se la pasan tratando de hacer encajar en esa definición de Liberal-iliberal todos los casos de países existentes. Pero nada coincide; más bien todo es un mar de excepciones.

¿Por qué? Están erradas las conceptualizaciones, los tipos ideales.

Por empezar: no existe un “constitucionalismo populista”. Pero para el autor sí. Acá siempre pienso en la definición de populismo más como una instancia de disconformidad que un modelo de régimen de gobierno.

Dos: no se pueden comparar países imperialistas como Francia y EEUU con otros más pequeños que se incorporan como colonias a las que se les extraen recursos. Francia, Inglaterra y Estados Unidos, son las grandes anomalías o excepciones de occidente. Son modelos históricos únicos.

Tres: las constituciones no son modelos de régimen de gobierno. Son todas fachadas de un orden que funciona de otra forma y atiende a otras variables. Prefiero pensar con Chul Han que la humanidad produce capital independientemente de su voluntad individual (que a esta altura no existe)

Creo que una discusión sincera no debería ir por el lado de liberal-iliberal. Este planteo impediría ó dificultaría empezar a pensar libremente. Nos arrastra a reflexionar bajo el formato modélico propuesto.  

Conceptos errados conducen a defectuosas comprensiones.  O para decirlo más libremente, el concepto posibilita la zona de confort en donde los acontecimientos y el orden tienen una explicación. Me dispensan de pensar complejamente y a otra cosa mariposa.

Arrojarse al vacío en libertad y con todos los riesgos del caso (es decir, sin cinturón y sin estar preparado para lo indecible) sería tal vez insistir con comparaciones de modelos de regímenes de Verdad. Por eso me enganché con lo de Eric Sadín.

Tiene unos ítems interesantes como pérdida de la Verdad (yo diría Régimen de Verdad Estatal), que es lo que provoca finalmente la falta de autoridad y por ende, la crisis (profunda) de gobernabilidad, en un sentido amplio (desorden mundial, falta de voz de mando, sin liderazgos, esquizofrénico, desbocado, fanático, enojado).

Crisis de Régimen de Verdad, Crisis de Régimen de Gubernamentalidad.

Sadin ubica a la crisis en el 2008 y 2012. Se refiere a la decepción de lo estatal y las autoridades en la crisis económica por un lado y a los aparatos de comunicación con nuevas tecnologías que cambiar las formas de percepción, de ser y de estar en el mundo y en comunidad.

Finalmente pienso que si estamos viviendo una crisis tan grande, como la del S. XVII, (del pasaje del Régimen de Verdad de Dios al de Verdad Racional), es difícil que podamos pensar alegremente y sin un profundo debate, un nuevo marco teórico.

Pero la noción de Hombre cayó. La noción de Verdad cayó La Gubernamentalidad que se venía haciendo añicos, cayó. ¿Entonces?  ¿Es un régimen de verdad algorítmica?

Siempre repito en clases lo que dice Maquiavelo: que en la clasificación que hace de los mejores hombres sobre la tierra, los primeros son aquellos capaces de crear religiones. Claramente el filósofo se refiere a la creación de un Dios como fundamento de la verdad que vehiculiza el ejercicio de poder producto de la legitimidad que otorga el saber (obviamente no lo dice así ni creo que lo esté pensando para nada de esta forma, pero bueno, la licencia es válida si este es un blog y hoy día cualquiera dice cualquier cosa).

Es cierto, seguimos creyendo en la verdad de la Racionalidad, que posibilitó un mecanismo de validez para la designación de autoridades «representativas del poder». Sabemos al mismo tiempo que eso posibilita un ejercicio de poder como estrategia pero con una hermosa pantalla jurídica que oculta dichas relaciones. Pero ese mecanismo de validez nos da un orden. El orden como eje sobre el cual nos posicionamos. Para rechazarlo, para pensarlo, para criticarlo. Como un punto en el espacio del cual parten i lo atraviesan muchos ejes en distintas direcciones que dan lugar a distintos debates. Uno por ejemplo es el de la primera nota: “Constitucionalismos Liberales vs Constitucionalismos Iliberales”, dentro de los cuales ubica a los “populistas”, supongo que tanto de “derecha” cómo de “izquierda”…. ¿hay una derecha y una izquierda?

En la introducción de Homo Sacer I, Giorgio Agamben afirma que si queremos tener un debate sincero, nos dejemos de joder con eso. Al menos es lo que entendí.

En resumidas cuentas, si algo voy a concluir este Domingo lluvioso, a las 18h03, de un 14 de abril de 2024 es que está desapareciendo ese punto en el espacio. Y eso nos desordenó.

Volviendo a Maquiavelo: ¿quiénes son los mejores entonces? ¿Serían aquellos capaces de crear algoritmos? Porque en el diseño de los algoritmos se establece el fundamento de la verdad con pretensiones de objetividad. Pero la decisión sobre cada uno de los parámetros de la programación de un algoritmo ó lenguaje de computación cualquiera está en cabeza de quien aprieta las teclas y dice que una cosa es igual ó diferente a la otra.

Y si gobernar es hacer creer, hoy creemos en el algoritmo (o lo desafiamos a él… lo que es lo mismo porque tiene la centralidad).

Lo del Algoritmo también lo dice Yuval Noah Harari en Homo Deus: el nuevo dios es el Algoritmo. Antes el nuevo Dios era la racionalidad (que permite la emergencia de la Constitución). Es como la “New Emily” en “El Diablo se viste a la moda”…. “el nuevo dios”.

No creo de todos modos que el paso de un régimen de verdad a otro sea un tránsito feliz. El paso de un orden viejo a uno nuevo es a través del desorden, que cristaliza en guerras. Pero no una guerra en donde hay claros vencedores y vencidos en forma previa. Es otro tipo de guerra, la más temida, como dice Hobbes, la de todos contra todos. Y parece que allí vamos… libertad y miedo al mismo tiempo.